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6. Hombre en su punto

No se nace hecho: vase de cada día perfeccionando en la persona, en el empleo, hasta llegar al punto del consumado ser, al complemento de prendas, de eminencias. Conocerse ha en lo realzado del gusto, purificado del ingenio, en lo maduro del juicio, en lo defecado de la voluntad. Algunos nunca llegan a ser cabales, fáltales siempre un algo; tardan otros en hacerse. El varón consumado, sabio en dichos, cuerdo en hechos, es admitido y aún deseado del singular comercio de los discretos.

 

 

 

Comenzamos con este aforismo la presentación de su visión existencialista. Como mucho más tarde dirá Sartre, «el ser del hombre está en su hacerse». «No se nace hecho» nos dice Gracián, con lo que de algún modo rompe con cualquier visión esencialista del hombre, es nuestra historia la que nos conduce hacia el camino de acopiar nuestro ser, de ser personas, de llegar «al punto del consumado ser». Una visión de este tipo tiene como consecuencia que no todas las personas están en el mismo punto del recorrido, de hecho algunos «nunca llegan a ser cabales» y solo el «varón consumado» será quien halla acopiado todos los elementos necesarios para constituir su esencia, la realidad de llegar a ser persona. Llegado también a este punto hay que realizar alguna aclaración sobre lo que puede parecer una forma misógina de expresarse. Gracián siempre nos hablará así, «varón prudente», «varón discreto», «varón atento», como si no hubiera mujeres. Para entender esto hemos de ponerlo en contexto con la realidad del siglo XVII, donde la posición de la mujer estaba tristemente alejada de los entornos intelectuales y, en general, de la vida pública. No hay en Gracián una especial minusvaloración de la mujer, sino que sigue en su discurso la media de la opinión de la época. Remarquemos, por último, que la finalidad del Oráculo es precisamente la de constituirse en guía para ayudar a las personas a lograr ese acopio de existencia que les llevará a ser realmente personas.

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