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9. Desmentir los achaques de su nación

Participa el agua las cualidades buenas o malas de las venas por donde pasa, y el hombre las del clima donde nace. Deben más unos que otros a sus patrias, que cupo allí más favorable el zenit. No hay nación que se escape de algún original defecto: aun las más cultas, que luego censuran los confinantes, o para cautela, o para consuelo. Victoriosa destreza corregir, o por lo menos desmentir estos nacionales desdoros: consíguese el plausible crédito de único entre los suyos, que lo que menos se esperaba se estimó más. Hay también achaques de la prosapia, del estado, del empleo y de la edad, que si coinciden todos en un sujeto y con la atención no se previenen, hacen un monstruo intolerable.

 

 

Un par de temas muy interesantes los que aborda aquí Gracián. Por un lado nos habla de la influencia que tiene en las personas el hecho de haber nacido en un lugar u otro. Gracián sufre a lo largo de su vida el problema de las nacionalidades. Se mueve siempre en el reino de Aragón, pero tiene que vivir las continuas discrepancias entre sus distintas regiones: aragoneses,  valencianos, catalanes… Contrariamente a lo que hoy suele ser políticamente correcto, Gracián sí cree en que las características nacionales (o de otro género tribal, tal como menciona, empleo, estado, edad…) marcan al individuo. Eso que hoy criticamos tanto de indicar que los franceses son chauvinistas, los españoles, soberbios, los ingleses, altaneros… Pero él no lo justifica, sino que invita a que superemos los defectos que nuestro nacimiento en un lugar u otro nos han aportado.

Fijémonos en lo diferente que es este discurso del actual. Hoy diríamos que son los que hacen esas apreciaciones los que tienen que cambiar, porque realmente no existen y son construcciones imaginarias. Gracián, en cambio, lo que dice es que quien tiene que cambiar es el natural, ya que sí admite que los defectos existen. Esto nos lleva al otro lado que quería resaltar del aforismo, se trata de la valoración que hace de las personas que conociendo los «vicios de su nación»  son capaces de prevenirlos en su camino por la vida.

 

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