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El Sur

Ayer bajé hacia el Sur, a Sevilla porque hoy tenía que participar en una jornada técnica sobre aspectos ecológicos de la edición; jornada a la que me había invitado, como experto en edición digital (un honor inmerecido) la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

El Sur

 

Bajar a Andalucía es siempre una experiencia única para un andaluz exiliado como yo lo soy. El aire, los perfumes, la temperatura, el modo de mostrarse el sol, la gente, el acento, las calles, los negocios… Todo es diferente y más cercano. Es como volver a casa, a aquello que conoces y que aprecias, que te serena y te relaja. Es como volver al lecho materno, a ese único lugar de donde nunca uno quisiera haber salido. El Sur, ese mítico “Sur” de la película de Victor Erice tan magníficamente representando por aquella monumental Rafaela Aparicio en uno, entre tantos otros, de sus mejores papeles.

El Sur

 

El Sur (así, con mayúsculas) se nota en todo. Sin ir más lejos mencionaré que, a pesar de tratarse de una jornada técnica, a todos los asistentes nos han recibido con una magnífica edición de una antología de poemas de Juan Ramón Jiménez. ¡Quien, si no un andaluz puede recibir a un conjunto de técnicos, profesores y hombres de negocios con una cuidada y ecológica edición de un libro de poesía! ¡Qué mezcla tan brillante!


«…me sentí como Averroes o Maimónides, espectadores de un mundo que termina, amantes de su Córdoba post-califal, viendo como el fanatismo y la intransigencia Almohade se adueñaba de su mundo y los expulsaba»


 

Y, sin embargo, uno no puede dejar de tener la impresión de estar ante un mundo que se acaba. La Consejería reunía treinta o cuarenta personas para debatir acerca de los aspectos ecológicos de la edición, de cómo poner normas en la contratación de las ediciones públicas para que los contratistas cumplan con criterios ecológicos. ¿Tiene esto cabida en el mundo que se nos avecina? En ese mundo en crisis, económica y moral, donde hemos tirado la toalla ante los grandes retos, asustados por esta situación en la que lo perentorio ha sustituido a lo importante, donde pensamos para mañana, pero no para el año próximo.

Y de repente me sentí como Averroes o Maimónides, espectadores de un mundo que termina, amantes de su Córdoba post-califal, viendo como el fanatismo y la intransigencia Almohade se adueñaba de su mundo y los expulsaba. Andalucía vive hoy, unos pocos siglos más tarde, un nuevo compás de espera. Los bárbaros del norte (aquellos del África Almohade, estos no se sabe de qué norte)  vuelven a llamar a sus puertas y no tardarán mucho en acabar con hechos como este que menciono de que una jornada técnica sobre ecoedición pueda tener comienzo con una poesía como esta de Juan Ramón:

“Miro correr por tus ojos
agua de tu corazón,
como arroyo transparente,
cuyo fondo alumbra el sol

¡Qué bien se estará allá dentro,
mitigada la pasión
del estío con las frescas
aguas puras de tu amor!”

Y si alguien quiere sacar conclusiones políticas de esta metáfora lo hará bajo su responsabilidad, no bajo la mía. Yo solo quiero hablar del Sur y de esta atalaya desde la que observo, como Averroes o Maimónides lo hicieran en su día, un mundo que termina mientras preparo las maletas para emigrar a no se sabe qué nuevos horizontes.

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