Saltar al contenido

11. Tratar con quien se pueda aprender

Sea el amigable trato escuela de erudición, y la conversación, enseñanza culta; un hacer de los amigos maestros, penetrando el útil del aprender con el gusto del conversar. Altérnase la frucición con los entendidos, logrando lo que se dice en el aplauso con que se recibe, y lo que se oye en el amaestramiento. Ordinariamente nos lleva a otro la propia conveniencia, aquí realzada. Frecuenta el atento las casas de aquellos Héroes Cortesanos, que son más teatros de la Heroicidad que palacios de la vanidad. Hay señores acreditados de discretos que a más de ser ellos oráculos de toda grandeza con su ejemplo y en su trato, el cortejo de los que los asisten es una Cortesana Academia de toda buena y galante discreción.

 

 

Una loa a la cultura, a la relación de amigos entendidos, de los que aprender, y que hacen que podamos desarrollarnos más y mejor como personas. Aprendemos de las opiniones de nuestros amigos doctos y nos alegramos por el hecho de que nuestras opiniones sean gratamente recibidas por ellos. En definitiva, un ambiente de amistad y aprendizaje, una comunidad culta, como el paraíso intelectual que Gracián persiguió durante toda su vida y que en parte consiguió en Huesca, en casa de su amigo Lastanosa. Prudencia y discreción frente a la vanidad ordinaria de quienes alardean de conocimiento sin tenerlo en demasía.

 

 

2 comentarios en «11. Tratar con quien se pueda aprender»

  1. Ser prudente y saber escuchar, imprescindible para la buena percepción de la cultura y el buen entendimiento con los demás, yo tengo la suerte de tener buenos y muy prudentes y doctos amigos de los que siempre se aprende algo

Deja un comentario

Descubre más desde Arte de Prudencia

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo