Cómo vivimos los españoles la festividad del 12 de octubre es una prueba más del grado histórico de desunión que nuestra sociedad presenta. El poco respeto a nuestras instituciones, a los símbolos de las mismas, a las leyes que regulan nuestra convivencia, parece un distintivo esencial de nuestro pueblo. Yo he participado de ese modo de ver las cosas, cuando nos encontrábamos bajo una dictadura y toda esta realidad se vivía de un modo impuesto. Sin embargo, no puedo hacerlo hoy en el que nuestras instituciones y sus símbolos son representativos del espacio cívico y de convivencia que entre todos, libremente, hemos decidido darnos.
Parece darse una situación histórica por la que los símbolos nacionales son patrimonio cultural de la derecha y, por tanto, la izquierda se avergüenza de su uso. Esto es ridículo, nuestro país, sus leyes, esas que nos hemos dado democráticamente en un proceso que tanto nos ha costado, no son patrimonio de nadie en concreto, sino que lo son de la totalidad de los españoles, sean de la ideología que sean y hayan nacido en el lugar del país donde hayan nacido.
«El poco respeto a nuestras instituciones, a los símbolos de las mismas, a las leyes que regulan nuestra convivencia, parece un distintivo esencial de nuestro pueblo.»
Pertenezco a una generación que ensalzó como símbolo la bandera tricolor republicana y no terminó de aceptar la bicolor. Nuestro entorno sociocultural perdió la guerra y se vio penalizado por muchos años de dictadura franquista. Sin embargo, eso es pasado. Los símbolos actuales se aprueban en nuestra Constitución que fue abrumadoramente votada por los españoles. Además, más allá de cuestiones afectivas, la bandera tricolor de la II República no deja de ser una anomalía histórica. Se trataba simplemente de la bandera de uno de los partidos republicanos con menos representatividad, el Federal. Pero, por una serie de avatares históricos, se instituyó como la enseña nacional. Su uso se vio restringido a los poco más de 7 años del periodo republicano. Pero en el resto de nuestra historia, incluida la I República, ha sido la actual bandera la que nos ha representado.
No deja de resultarme curiosa la comparación con la vivencia nacional en otros países, por ejemplo con Francia o Estados Unidos. Por ejemplo, en este último país, las barras y estrellas de la bandera, el himno o la celebración del día de la independencia, se exhiben tan orgullosamente por el ala republicana como por la demócrata. ¿Por qué nosotros no podemos vivir esto del mismo modo?
«…nuestras instituciones y los símbolos de las mismas, representan nuestro espacio cívico de libertades, uno de los más avanzados del mundo.»
Reconozco que no soy nada nacionalista, mi visión del futuro apunta mucho más hacia las instituciones plurinacionales. Una verdadera federación europea sería para mí el horizonte a lograr. Pero en este momento, nuestras instituciones y los símbolos de las mismas, representan nuestro espacio cívico de libertades, uno de los más avanzados del mundo. Con sus defectos, ninguna organización humana, está libre de ellos, pero, desde luego, un marco del que sentirse orgulloso y que nos permite, si así lo deseamos como sociedad, ser cambiado siempre que haya consenso democrático.
Termino aquí, felicitándonos a todos en nuestra fiesta nacional. Sé que hay muchas cosas de nuestra sociedad actual que no nos gustan, pero no sirve que simplemente culpabilicemos a «los otros» de la situación. Todos, como españoles, tenemos en nuestras manos llevar nuestra sociedad en una dirección o en otra. Y solo respetándonos y trabajando juntos lograremos que nuestro país avance, que nuestro entorno de convivencia sea altamente respetuoso con los derechos civiles y que la justicia social sea una realidad y no una meta a perseguir.
Siempre me ha llamado la atención cuando juega la selección de fútbol como se celebra y vitorea con amplio respeto a la bandera española y como fuera de ese contexto esa bandera se percibe como algo de fachas. Creo que no nos han educado en el respeto a nuestras raíces porque llevamos una carga genética que no aflora hasta que la necesitamos. Tengo la sensación de que internamente, en el momento en que nuestros más básicos instintos afloran, caso evidente del fútbol, algo ocurre, ya no se siente la bandera española como algo de derechas, sino que aflora un sentimiento de unión y de solidaridad.
Conclusión, en el Congreso se deberían formar equipos de fútbol. Feliz y triste día de la Hispanidad.
Sí, es algo similar a lo que ocurrió en 1808. Nos matamos entre nosotros mismos con una precisión meridiana, pero cuando vienen a matarnos de fuera nos unimos contra el enemigo común con una saña inusitada. Necesitamos enemigos exteriores para buscar una causa común. Una pena.