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Carlos García Fermín, un tipo curioso

La nómina de personajes curiosos de nuestra guerra civil no tiene fin. Y si queremos apurarla, el Archivo Histórico del PCE es una fuente inagotable de sabiduría. Hoy voy a comentar aquí algunas cosas de Carlos García Fermín que fuera Comisario Político de la 31 Brigada y más tarde de la 3ª División. Militante del Partido Comunista comenzó, como tantos otros, su participación militar en las MAOC y desde ellas a las milicias del 5º Regimiento que defendieron la sierra de Madrid del ataque de los hombres de Mola que pretendieron tomar la capital en los primeros días de la guerra y que fueron detenidos en la sierra por aquellas inexpertas milicias.

Poco conoceríamos de Carlos García Fermín si no fuera por la obra de Manuel Tagüeña, Testimonio de dos guerras, donde, lógicamente, al ser uno de sus oficiales importantes, Carlos aparece mencionado. Tagüeña es bastante neutro al referirse a García Fermín, prácticamente no usa ningún apelativo que denotara si lo apreciaba o lo odiaba, si se trataba de un buen o un mal combatiente, etc.

 

Carlos García Fermín

Carlos García Fermín, tal como aparece en el boletín
«Independencia», órgano del XV Cuerpo de Ejército

 

Sin embargo, el lugar donde podemos encontrar mucho más acerca de la vida de este comisario es en los informes que sobre su actividad en la guerra escribió para el Partido Comunista y que se encuentran depositados en el Archivo Histórico de dicha organización (Tesis, volumen 38). El más relevante, desde mi punto de vista, y el de más amplitud es el que dedica a describir la actuación de la 31 Brigada Mixta durante toda la guerra.

Carlos fue el comisario de esta Brigada casi desde su formación a principios de enero de 1937 y lo fue hasta ser nombrado comisario de la 3ª División el 16 de abril de 1938, durante el proceso de formación del Ejército del Ebro que se produce tras la batalla de Aragón y la reorganización del Ejército Popular realizado tras la misma. Tras la finalización de la guerra, termina recalando en la Unión Soviética y allí participa en las acciones guerrilleras en las que la NKVD encuadró a algunos refugiados españoles en su lucha contra los nazis. Nada más sabemos de él desde entonces, ni siquiera se conoce la fecha en la que redacta sus informes para el PCE. Aunque he intentado localizar a su familia o algún otro testimonio que pudiera encontrar sobre el mismo, reconozco que no lo he conseguido.

Lo que nos deja escrito son unas pocas decenas de páginas mecanografiadas que resultan bastante interesantes, sobre todo porque en ellas no deja títere con cabeza. Sus críticas se ceban en Cacho, el primer comandante de la brigada, en el Campesino, junto al que combate en Las Rozas, en el mayor Esteban Cabezos, jefe de la 3ª División, mientras él es comisario y, sobre todo, en Manuel Tagüeña sobre el que no se ahorra apelativos de toda índole: arribista, cruel, carnicero, insensible, etc. Esto es quizá lo que más destaca de su informe, ya que su visión del que fuera teniente coronel jefe del XV Cuerpo de Ejército contrasta con cualquier otro testimonio de los que sobre el mismo se han escrito. Narra García Fermín un episodio que se produce al final de la batalla de Cataluña, en los días previos al cruce de la frontera francesa de las unidades de Tagüeña. Aunque sin precisar con exactitud la fecha, durante estos días se emite por parte del Ejército del Ebro la orden de detención, para ser sometidos a juicio sumarísimo por abandono de la posición, del jefe de la 33 Brigada, mayor Fidel Ruiz y de su comisario Ángel Gimeno, del comisario de la 31 Brigada, Mariano García y del jefe de la 60 Brigada, mayor José García Acevedo. Tagüeña ordena la ejecución de dicha orden. Mariano García se evade y cruza la frontera antes que las tropas de su Brigada y por eso salvó la vida. No hay constancia de lo que sucedió con el jefe de la 60 Brigada, pero el jefe y el comisario de la 33 Brigada, Fidel Ruiz y Ángel Gimeno fueron fusilados por hombres del batallón de ametralladoras de Tagüeña, todo esto por supuesto según la narración de García Fermín.

Por más que he intentado buscar otras informaciones que sirvieran para contrastar estas aseveraciones no he podido encontrarlas. Solo hay algunas menciones en abstracto, sin nombres concretos, por parte del historiador inglés Michael Alpert sobre órdenes de fusilamiento emitidas por Tagüeña.

El caso es que el amigo Carlos García Fermín resulta bastante poco fiable en la información que vuelca en sus informes. Confunde fechas y lugares de forma sistemática, coloca la batalla de Brunete mucho antes de su ejecución real, en la ofensiva del Ebro confunde la maniobra de Villalba de los Arcos con la de Gandesa y otra buena serie de situaciones que pudieran parecer lógicas contando con que dichos informes quizá fueran escritos allá por los años sesenta o setenta cuando ya habían transcurrido muchos desde la fecha real en que acaecieron los hechos.

No deja también de ser curioso el tono chulesco que emplea nuestro personaje en algunas de sus frases. En su escrito podemos leer cosas como “Algunos de los ‘civileros’ más destacados por el odio popular fueron más tarde ‘escabechados’ como se merecían”, o también “Nuestro repliegue barcelonés fue marcado por un feliz hecho que costó a la quinta columna algunas decenas de muertos y heridos. Una sección de carros blindados que nos fue agregada a la división casualmente se encontró con un tropel de gente que vitoreaban a Franco y a Falange y que confundieron a los carros blindados republicanos con blindados de reconocimiento franquista y que ellos creían que precedían a las columnas victoriosas del ‘caudillo’. El teniente que mandaba los blindados se dio perfecta cuenta de lo que sucedía y ordó (sic) hacer fuego sobre aquella muchedumbre vociferante. Las ametralladoras de los blindados abrieron un fuego a bocajarro que hizo carne en aquella gentuza y continuó tranquilamente su camino”. Pocas narraciones de matanzas sobre civiles en una guerra podremos escuchar con la crudeza de esta que tranquilamente nos cuenta nuestro amigo Carlos García Fermín.

Este tipo de cosas son las que hacen de García Fermín, un tipo curioso y poco presentable, entre aquellos que lucharon en cualquiera de los dos bandos que se enfrentaron en nuestra contienda. No obstante, tendremos que seguir trabajando para validar algunos de los datos que aporta en sus narraciones.

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