Saltar al contenido

7. Excusar victorias del patrón

Todo vencimiento es odioso, y del dueño, o necio, es fatal. Siempre la superioridad fue aborrecida, ¡cuánto más de la misma superioridad! Ventajas vulgares suelen disimular la atención, como desmentir la belleza con el desaliño. Bien se hallará quien quiera ceder en la dicha, y en el genio; pero en el ingenio, ninguno, ¡cuánto menos una soberanía! Es este el atributo Rey y así cualquier crimen contra él fue de lesa Majestad. Son soberanos, y quieren serlo en lo que es más. Gustan de ser ayudados los príncipes, pero no excedidos, y que el aviso haga antes viso de recuerdo de lo que olvidaba que de luz de lo que no alcanzó. Enséñanos esta sutileza los Astros con dicha, que aunque hijos, y brillantes, nunca se atreven a los lucimientos del sol.

 

 

Una apología de la humildad práctica, «Gustan de ser ayudados los príncipes, pero no excedidos» dice nuestro jesuita. Aunque se centra en los «príncipes», hay que tener en cuenta que el consejo es válido para toda relación de subordinación. La recomendación práctica que de este aforismo se deduce es que no abusemos de nuestro talento para minimizar el de nuestros superiores sino que lo empleemos simplemente para hacerle recordar lo que olvidaba. La simulación para lograr una vida estable es algo con lo que no estarían de acuerdo muchas personas, desde luego en nuestra época, pero sin duda tampoco en aquel siglo XVII. No obstante, parece una regla práctica evidente que para lograr el triunfo mundano es un arma que no se ha dejado nunca de emplear. Al sabio en posiciones superiores le recomendará Gracián que no se deje llevar por la adulación, pero al que adula, como vemos aquí, no deja de indicarle que su actitud es la única posible. Hombre práctico, de su siglo, Gracián no es el intelectual encerrado sino el que dirige su especulación hacia la acción.

Deja un comentario

Descubre más desde Arte de Prudencia

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo