El tercer atributo
Para Lucía y nuestros hijos Querida Lucía, queridos Marta y Julio, Lo que voy a contaros no va a ser de vuestro agrado. Máxime cuando… Leer más »El tercer atributo
Para Lucía y nuestros hijos Querida Lucía, queridos Marta y Julio, Lo que voy a contaros no va a ser de vuestro agrado. Máxime cuando… Leer más »El tercer atributo
El inspector Diego Whitehead y su colega, la subinspectora Anette Briand, desembarcaron en el aeropuerto de El Prat el lunes a las cinco de la… Leer más »Crimen en el call center
La vieja fotografía La vieja fotografía, tantas veces manoseada, parecía ajarse por momentos. Se trataba del pequeño retrato, en blanco y negro bastante desvaído, de… Leer más »Historia de una foto
Terror y tecnología, un binomio que he usado en varias de mis ficciones. Se trata de un tipo de temática sobre la que me encanta bordar alguna narración. Y con este cuentecillo que puedes leer o escuchar, la vuelvo a poner en práctica.
Una pequeña narración sobre la felicidad de las vacaciones infantiles en entornos rurales. Enmarcada sobre el tapiz de una situación misteriosa que ocurre en la garganta del Endrinal.
Mario sentía como el odio se adueñaba del escenario de su vida. Era como un aguijón que horadaba lenta, pero minuciosamente su piel, sus músculos, sus órganos vitales. Pero no se trataba de un odio cualquiera, abstracto, retórico. Era algo más que concreto. Personal, directo. El odio le daba fuerzas cada día, le mantenía en pie con toda su energía disponible y orientada hacia un solo fin, el menoscabo de su enemigo, de aquel que antaño fue su amigo, su hermano, su compañero inseparable y que ahora representaba para él lo peor que la esencia humana podía aportar.
Solo me quedan unas pocas horas antes de morir. Por ello escribo estas palabras llena de miedo aunque no de expectación. Sé lo que va… Leer más »Vidueña
El hombre A finales de septiembre los higos estaban listos para recolectarse. Las higueras soltaban su peculiar fragancia y el latex goteaba a la… Leer más »Los higos de Albaida
Cólera ¡Dios! Estaba realmente cabreado. Sergio salió de la habitación del hospital enfurecido. La emprendió a golpes con las sillas del pasillo y de un manotazo… Leer más »Te destruiré
El día comenzó de forma poco usual. ¡No eran posible tantas buenas noticias juntas! Como hacía habitualmente, puse la tablet en la mesa mientras desayunaba. Lo… Leer más »El futuro no existe
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