Corría el verano de 2016. Hacía una año que habíamos comprado una casa en el norte de Málaga con la idea de mudarnos, desde Madrid, cuando Ángela se jubilara. Aún faltaba casi un año para ese momento, pero habíamos venido a la zona a pasar unos días con unos amigos y estábamos en el Arte de Cozina, un estupendo restaurante de Antequera, tomando unas cervezas. A Ángela le dio por hojear uno de los periódicos locales que había sobre la barra, La Crónica. Y allí encontramos a Kurt218. El periódico le hacía una completa entrevista a dos páginas y todo lo que descubrimos en ella nos llamó poderosamente la atención. Cuando pensamos en venir a vivir a la zona, nos representábamos la parte rural, la monumental de las ciudades más grandes como Antequera, la turística, la gastronómica… pero en ningún momento pensamos que podíamos encontrar arte de estas características en la zona.
La cuestión es que quedamos más que interesados. Buscamos sus datos en Mollina, el pueblo donde Kurt vive, y le contactamos para ver su taller y comprar alguna de sus piezas. Yo no pude ir el día en que hicimos esa primera visita, lo hizo Ángela y se trajo para casa dos magníficas piezas, una Kurtmenina en madera de olivo y otra de la serie Equinia, en un tronco de vid. El asunto es que nos sorprendió la escasa inversión que hubo que hacer para comprar las dos y Ángela, además, también vino con la curiosidad activada sobre el personaje.
Por mi parte, aunque no nos conocíamos aún personalmente, establecimos contacto por facebook y con ese proceso de amistad virtual, comenzó nuestra amistad real. Pasó todavía algún tiempo para que nos viéramos por primera vez. Ángela se jubiló, nos mudamos a vivir a la zona y a partir de ahí vino el momento de trabar un contacto más directo.
Pero pasemos a hablar del personaje. Él gusta de definirse como un «jornalero del arte», alguien que se embarra con los materiales que domeña para crear belleza a través de ellos. Madera de olivo y vid y tierra de Mollina, el pueblo en que, junto con su pareja Kordy, habita. Él define así su proceso creativo:
Mi acierto es conseguir la expresión que quiero en poco tiempo. Transformar la materia al punto de conseguir algo bello sin alterarlo demasiado, con cuatro golpes muy precisos [*].
Partir de los materiales sencillos de los que puede disponer en su pueblo es un acto más del amor que profesa a esta tierra a la que, nada mejor que sus palabras para definirla.
…en toda la comarca de Antequera hay una luz especial, una atmósfera que se produce al atardecer cuando el aire está especialmente límpido y se crean unos colores azules, naranjas y rojizos especialmente bonitos. Me gusta mucho la caída de la tarde, el amanecer, los olores y los colores. La visión de la vega de Antequera y su gente, que es muy peculiar [*].
Kurt es un tipo curioso, exageradamente visceral, hablador de las muchas materias que domina y sobre las que opina. No es, desde luego, alguien al uso, alguien que se deja llevar por ese discurso medio alambicado que las sociedades crean sobre sí mismas para distinguir lo políticamente correcto de lo incorrecto. Sus opiniones pueden parecernos disonantes, en ocasiones. Pero siempre serán originales, meditadas, propias. Nada de dejarse llevar por la corriente oficial. Como yo soy también polemizador nato, en seguida nos enfrascamos en largas discusiones por las redes sociales. El lector interesado puede encontrar eco de las mismas en nuestros respectivos perfiles de Facebook. Quizá a alguno de mis amigos en las redes les haya llamado la atención los exabruptos que el escultor suelta de vez en cuando sobre algunos temas, máxime cuando me conocen y saben que, en general, no suelo practicar un discurso de palabras altisonantes. Sin embargo, en Kurt, cualquiera de sus exabruptos rebosa inteligencia. Podrás ver una frase suya que hiera tu sensibilidad de bien educado hijo de este extraño siglo XXI, pero nunca verás en él el típico insulto soez que hoy se practica en las redes sociales. Opiniones fuertes sí, vehementes y exageradas a veces, pero siempre sólidas y fundamentadas.
Y es que el elemento es licenciado en derecho y con algún periodo de práctica de la abogacía. Situación que abandonó absolutamente para dedicarse al arte, al proceso creador. Algo que le satisface infinitamente más que la vida de quien se mueve encerrando la realidad entre textos legales. Y el asunto no queda ahí. A lo largo de mi vida he encontrado poca gente con la que pudiera hablar de arte, de historia, de filosofía, de cine, de poesía, de música… Y, sabiendo realmente de todo ello. Compartimos muchas cosas, la afición por el rock andaluz, por John Ford y su magistral Las uvas de la ira, por Tarantino, por la poesía de Juan Manuel Flores… Y disentimos, como una especie de juego intelectual, en cuanto a la consideración del ser andaluz. Kurt se define como andalucista y yo como andaluz. La verdad es que logro enfadarlo mucho cuando yo no me muestro como un andaluz militante, pero reconozco que lo hago a propósito en ocasiones, ya que sé que es un tema que le molesta. Es una práctica de cinismo intelectual que nos divierte. Algún día llegaremos a un consenso al respecto.
Para más abundar en la persona, tendría también que reseñar algunas peculiaridades que le definen. Podemos echar un vistazo a alguna de sus fotos para ver su aspecto vikingo, pelo no largo sino enorme, barba con trenzas, camisetas de Iron Maiden. Podemos complementar esta primera imagen con el hecho de que en su estudio suele crear mientras oye música metal a toda pastilla. Estamos ante un tipo que puede emocionarse oyendo el Libertad sin ira de Jarcha pero que realmente sus gustos van más por metaleros como Canibal Corpse. Impresiona cuando lo ves tallando la madera mientras oye Priest of Sodom y armado con la motosierra o la radial. No puedes en ese momento evitar representarte algunas escenas de La matanza de Texas. Si observamos esta curiosa imagen suya nos puede parecer que estamos ante un radical, un friky… Pero no. Nada más lejos de la realidad. Kurt es una institución en su pueblo, del que es hijo predilecto, da clases de arte a centenares de niños de la zona. Si lo conoces, una de las primeras cosas que te dirá es que no te dejes guiar por su aspecto ya que, a pesar del mismo, se trata de un tipo bastante normal.
¿Cómo es el estilo artístico de Kurt? Bueno, yo no soy un especialista en arte, me resulta difícil ir más allá del «me gusta» – «no me gusta». Sin embargo, creo que sí sé apreciar el buen trabajo, el trabajo que aporta algo importante al mundo, frente al que es una mera distracción estética. Y el trabajo de Kurt, aporta. Y mucho. Para mí la frase que mejor define sus obras sería algo así como «la fuerza expresiva de los materiales y la forma». Kurt practica un cierto tipo de expresionismo donde la forma empleada apunta a algo que es superior a ella, que la trasciende. Hay escultores y pintores que buscan solo el preciosismo formal. No es el caso de la persona sobre la que hablamos. Su arte está preñado de expresión, de significados. Lo que pasa es que no penséis que estamos tampoco en un simbolismo sin más. ¡Noooo!. La forma y los materiales son una parte integrante, bien peculiar y bien importante, del sistema expresivo del artista. En el fondo Kurt parte de un respeto enorme hacia el naturalismo de la materia, de ahí su amor por los materiales básicos, por la madera, por la tierra de su pueblo. Pero ese cierto materialismo sigue siempre una dirección, la de buscar, a través de la expresión, impactar en el espectador. Expresión. Símbolo. Materia. Naturaleza. Significado. Concepto. ¿Expresionismo materialista? ¿Conceptualismo expresionista? No sé. Habría tantas formas de definirlo que creo que lo único sensato es disfrutar viéndolo. Amante del Barroco en sus aspectos artísticos, no puedo dejar de comparar las esculturas y las pintura de Kurt con cualquier poesía del gran maestro Quevedo.
Parece que hasta ahora me he centrado en la escultura. Pero, ojo, que no podemos dejar atrás su pintura. Personajes, paisajes urbanos, metáforas… transitan por sus cuadros de ejecución rápida y rotunda. Sorprende verlo actuar, pasar de un tablero de DM en blanco a una obra espectacular donde su visión del mundo ha quedado magistralmente plasmada. Quijotes, meninas, seres humanos capturados en un momento especial de su tránsito por el mundo, paisajes de ciudades inverosímiles, guardias civiles en su duro trabajo diario, cuerpos desnudos que expresan belleza con cuatro trazos de líneas y colores… Todo un universo de perspectivas que se entrecruzan en cada cuadro para hacernos disfrutar de su contemplación y pensar sobre su significado.
No puedo tampoco dejar de reseñar su concepción popular del arte. Él quiere que cualquiera pueda acceder a alguna de sus obras, que el dinero no sea una barrera para ello. Si alguna vez, lector, consultas con él para comprar alguno de sus cuadros de gran tamaño te sorprenderá que casi le dará vergüenza por cobrarte y el precio te parecerá irrisorio. Volvamos una vez más a sus palabras.
Mi idea es que mi escultura la pueda tener cualquiera, desde el que trabaja en un ayuntamiento, una tienda o un jornalero. […] Yo compito con IKEA, te vendo una escultura más barata que allí y encima no es de plástico ni hay que montarla.[*]
Quizá sea esto lo que le ha hecho llegar tan lejos como ha llegado con su arte. Hay más de cincuenta países en el mundo donde viven personas que poseen una de sus obras. Una de las cuestiones de las que se vanagloria es de que, contrariamente a lo que le sucede a muchos otros artistas, él vive de su obra. Paga su casa, sus gastos, su vida, con su arte. Por ejemplo, su serie de la Kurtmeninas probablemente tenga ya miles de ejemplares distribuidos por el mundo. Cada uno diferente del otro, cada uno tallado por el artista si ningún apoyo externo. Un día que le comenté acerca de la posibilidad de tener un ayudante en el taller para poder gestionar las tareas más rutinarias, su respuesta fue que no sabría como gestionar eso, que lo suya es crear, solo eso. No digáis que no os resulta sorprendente que en este perro mundo donde vivimos, un sujeto como Kurt, ejecutivo que abandona su trabajo y agarra una motosierra para dar formas oníricas a la madera y la tierra, pueda vivir de su arte. A mí, que vengo de un mundo adocenado y preocupado solo por el progreso profesional y la acumulación de bienes y experiencias, me parece espectacular. Una prueba de que si estamos descontentos con nuestra vida es porque nos da la gana estarlo, porque nos falta la energía o los redaños para intentarlo.
Para terminar, deciros que el objetivo que buscamos hoy, 28 de febrero, día de Andalucía, el espacio mágico en que se mueve Kurt, es inaugurar la nueva web kurt218.com. Con ella el artista busca presentar su trabajo de una forma relativamente organizada. Por tanto, se persiguen dos objetivos básicos. El primero de ellos es el de montar un repositorio donde se pueda catalogar toda su obra, dispersa, tras muchos años de trabajo, en varios continentes y en más de cincuenta países. El segundo es el de mantener un blog que sirva de bitácora sobre sus movimientos, artículos, exposiciones, comentarios sobre sus obras, noticias varias…
También arranca con una mayor presencia en las redes sociales. Estamos ante un creador que ha cuidado hasta ahora muy poco la proyección pública de su obra. A él todo esto le aburre, pero alguna de las personas de su alrededor vamos a echar una mano para que la enorme expresividad de su arte vea la luz más de lo que lo ha hecho, que ya es mucho.
Por favor, no dejéis de visitar la web, disfrutar viendo la obra de Kurt, seguidlo en las redes sociales para estar al día de lo que produce su enorme capacidad creativa. Seguro que ello será un acicate para vuestro espíritu, un impulso para daros alas y volar lejos de la mediocridad que nos satura cada día.
[*] Entrevista realizada por Rosario Peral para La Crónica, diario semanal de Antequera, semana del 23 de julio de 2016.
[*] Entrevista realizada por Rosario Peral para La Crónica, diario semanal de Antequera, semana del 23 de julio de 2016.
[*] Entrevista realizada por Rosario Peral para La Crónica, diario semanal de Antequera, semana del 23 de julio de 2016.